LOS CONTENIDOS SON OBSOLETOS
Esta es un afirmación que se suele escuchar muchas veces y es que, con los avances tecnológicos y científicos que hay actualmente, hay quien afirma que la vida media de la información ha descendido hasta tal punto que el conocimiento se vuelve obsoleto enseguida, pues otro ocupa rápidamente su lugar. Esta visión ha llevado en parte a lo que llamamos "Googlificación" de la educación, de la cual incluso en algunos casos se deriva esa (tristemente) máxima de que "no hay que enseñar datos o contenidos conceptuales en la escuela, pues a día de hoy toda la información está en Internet y la podemos buscar con un clic", que dejaremos para otra entrada, pues se trata de otro mito educativo. Antes que este contenido caduque, mejor empecemos...
Marcum (2003) escribió: "la “vida media” de la utilidad de la información se ha reducido de un siglo o una generación a quizás no más de días o incluso horas en algunos campos, donde cualquier cosa impresa se considera automáticamente obsoleta. Hoy en día, la información subyacente al primer año de un cierto grado técnico puede ser medio inútil para el día de la graduación."
Como afirma Paul Kirschner, hay dos problemas con esta idea. La primera es que debemos hacer una distinción con respecto a la diferencia entre la obsolescencia del conocimiento, por un lado, y el crecimiento de la información, por el otro.
Sin duda, desde la irrupción de Internet en nuestras vidas el crecimiento de la información disponible ha experimentado un crecimiento exponencial. El ex director ejecutivo de Google, Eric Schmidt, declaró: “Entre el nacimiento del mundo y 2003, se crearon cinco exabytes [1018 bytes = mil millones de gigabytes = 1 millón de terabytes] de información. [Ahora] creamos cinco exabytes cada dos días. ¿Ve por qué es tan doloroso operar en los mercados de la información?
En 2011, la cantidad de información digital producida en el año debería ser de casi 1800 exabytes [1,8 zetabytes], o 10 veces la producida en 2006”.
Algo está claro y es irrefutable: la cantidad de información que a día de hoy tenemos al alcance de la mano (tanto la fiable como la que no lo es) resulta impresionante y cada vez se nos es servida de forma más rápida, básicamente porque publicar en Internet es barato y sencillo. Pero de aquí no podemos extrapolar la consecuencia de que el conocimiento que existía antes de la revolución de Internet sea obsoleto, irrelevante o ya no sea válido. Por nombrar solo algunas cosas que aprendimos cuando éramos niños: el teorema de Pitágoras todavía es cierto, al igual que la constante gravitacional y la aceleración de un cuerpo que cae en la Tierra; todavía hay siete continentes en nuestro planeta, la batalla de Guadalete fue en el 711 y marcó el fin del reinado visigótico en Hispania para pasar a manos de los musulmanes que la rebautizaron como Al-Ándalus. ¡Ah! Y un soneto sigue teniendo catorce versos.
Aquí pues hay un hecho que debemos subrayar: es que la mayor parte del conocimiento que se ha dado a las generaciones anteriores sigue siendo válido y útil a día de hoy. Sigue Kirschner: "Para manejar adecuadamente el flujo de nueva información que aumenta en tamaño y ritmo a diario, nosotros debemos ser capaces de buscar, encontrar, seleccionar, procesar, evaluar y organizar esa información, convirtiéndola en conocimiento. Sin embargo, como (Hannafin y Hill, p. 526) advirtieron, “… aunque la tecnología ha sido alabada por potencialmente democratizar el acceso a la información, el uso educativo sigue plagado de problemas de alfabetización, malas interpretaciones y propaganda”.
Aquí se puede producir una situación entre irónica y, al menos, contradictoria, a saber: algunos (¿o muchos?) de los que opinan que los conocimientos son obsoletos y caducan con rapidez, pueden ser auspiciadores al mismo tiempo de metodologías como el aprendizaje basado en problemas como una de las pedagogías que deberían aplicarse en la escuela. El primer principio del aprendizaje basado en problemas, según Schmidt, es la activación de conocimientos previos. Afirma: “El aprendizaje, por su naturaleza, tiene un carácter reestructurador. Presupone un conocimiento anterior que se utiliza para comprender nueva información... Este conocimiento previo y el tipo de estructura en la que está disponible en la memoria a largo plazo, determinará lo que se entiende ”(Schmidt, p. 12). ¿Se ve la ironía de la situación creada? Uno de los principios básicos del aprendizaje basado en problemas es que el alumno debe hacer uso de los conocimientos previos, los conocimientos adquiridos desde ayer hasta hace una década, o más, en el caso de los estudiantes universitarios e incluso durante más tiempo en la educación continua.
En un artículo más reciente, Schmidt y sus colegas afirmaron que “el conocimiento previo parece guiar lo que los estudiantes recuerdan de la nueva información... que había un mejor rendimiento en las tareas de aprendizaje que estaban relacionadas con el conocimiento previo activado...” (Van Blankenstein, Dolmans, van der Vleuten y Schmidt, p. 731). En el aprendizaje basado en problemas, se pide a los estudiantes que construyan uno o más modelos explicativos utilizando su propio conocimiento previo que ha sido activado por el problema (ver también Barrows y Tamblyn; Schmidt, De Volder, De Grave, Moust y Patel). Finalmente, de acuerdo con Boekaerts, el conocimiento previo es un requisito previo para el aprendizaje autorregulado porque sin el conocimiento previo los estudiantes no podrían planificar un objetivo de aprendizaje y monitorear el proceso de aprendizaje. Aparentemente, a los defensores de este enfoque del aprendizaje del siglo XXI no les importa que el conocimiento que se está utilizando para comprender textos, construir modelos e incluso regular el proceso de aprendizaje en sí ya no sea relevante ni verdadero, ya que caduca.
¡Incluso lo han hecho sus estudios y artículos, por seguir su lógica!
BIBLIOGRAFIA:
1.Bruyckere, Pedro De; Kirschner, Paul A.; Hulshof, Casper D.. Urban Myths about Learning and Education. Elsevier Science.
2.Paul A. Kirschner and Jeroen J. G. van Merriënboer Open University of the Netherlands, Centre for Learning Sciences and Technologies Maastricht University, Department of Educational Development & Research and GraduateSchool of Health Professions Education: Do Learners Really Know Best? Urban Legends in Education.