Robert Coe, Cesare Aloisi, Steve Higgins y Lee Elliot Major escribieron conjuntamente un magnífico artículo en 2014 titulado "What makes great teaching? Review of the underpinning research" ("¿Cómo es una buena enseñanza? Revisión de la investigación subyacente") del que vamos a sacar petróleo durante las próximas semanas. Hoy empezamos respondiendo a la primera pregunta que se formulan al respecto: ¿Qué es lo que hace que la enseñanza sea excelente?
Coe y compañía definen la enseñanza eficaz como aquella que conduce a un mejor rendimiento de los estudiantes utilizando resultados que son importantes para su éxito futuro, aunque al mismo tiempo reconocen la dificultad de definir el concepto en sí mismo, debido a la amplitud de interpretaciones que se observa en las escuelas a la hora de interpretar los atributos que esa enseñanza de alta calidad debe tener. A pesar de ello, y basándose en una serie de enfoques, habilidades y conocimientos sugeridos por la investigación, ahí van 6 componentes de un "kit de inicio" para pensar en una pedagogía eficaz:
1- Conocimiento del contenido (pedagógico)
Respecto a este primer punto hay sólida evidencia detrás del impacto en los resultados de los estudiantes. Los maestros más efectivos tienen un conocimiento profundo de las materias que enseñan, y cuando el conocimiento de los maestros cae por debajo de cierto nivel, eso va a significar un problema significativo para el aprendizaje del alumnado. Pero cuidado, no solo de esa comprensión profunda del material que enseñan van a poder vivir esos maestros, sino también de su capacidad para entender las formas en que los estudiantes van a pensar sobre ese contenido (¡cuidado de nuevo con la ceguera del experto!), pudiendo evaluar el pensamiento detrás de los propios métodos de los estudiantes y siendo capaces también de identificar los conceptos erróneos comunes de los estudiantes (una vez más, los principios de Barack Rosenshine al rescate).
2- Calidad de la instrucción
Otro punto con sólida evidencia de su impacto según las investigaciones. Este apartado incluye elementos como el cuestionamiento efectivo y el uso de la evaluación por parte de los maestros. Prácticas específicas, como revisar el aprendizaje previo, proporcionar respuestas modelo para los estudiantes, dar el tiempo adecuado para que la práctica incorpore las habilidades de forma segura y la introducción progresiva de nuevos aprendizajes (andamiaje) también son elementos de alta calidad (¡Otra vez Rosenshine!).
3- Clima en el aula
Este tercer punto cuenta con evidencia moderada de impacto en los resultados de los estudiantes. Las interacciones entre maestro y alumnado deben cumplir una serie de requisitos para alimentar un aprendizaje eficaz. Crear un aula donde se exija más constantemente, pero reconociendo el valor propio de los estudiantes. También implica atribuir el éxito de los estudiantes al esfuerzo en lugar de la capacidad y valorar la resiliencia al fracaso (grit).
4- Gestión del aula
Otro punto con evidencia moderada a su favor. Desde la docencia, hacer un uso eficiente del tiempo de clase, coordinando recursos y espacios del aula de cara a manejar la conducta de los estudiantes a partir de reglas claras y consistentes, resulta absolutamente relevante para ayudar a maximizar el aprendizaje. ¡Los factores ambientales son necesarios e imprescindibles para un buen aprendizaje!
5- Creencias de los maestros
Respecto a este punto y el final contamos con alguna evidencia, por lo que debe seguir investigándose, aunque apunta maneras: Los objetivos que un docente busca, las teorías que tiene éste sobre el aprendizaje y cómo sucede, sus modelos conceptuales de la naturaleza, sus prácticas particulares y el papel de la enseñanza en el proceso de aprendizaje, parece que pueden tener una importancia nada desdeñable en todo el procedimiento.
6- Comportamientos profesionales
Un maestro reflexivo respecto a su propia práctica profesional, que sigue desarrollando ésta, ya sea mediante formación permanente de calidad o ayudando y apoyando a otros colegas y estableciendo enlaces y comunicación con las familias, parece ser que está en el buen camino para mostrarse más eficaz.
Y es que siempre deberemos volver a lo que Coe y su equipo afirman que es uno de los puntos críticos de todo este desarrollo: el progreso individual de los alumnos es el criterio con el que se debe evaluar la calidad de los docentes.
Añado al artículo esta magnífica infografía realizada por el gran Antonio Iván Rodríguez a quien quiero agradecer, de nuevo, su trabajo y generosidad para con esta web:
REFERENCIAS:
Coe, R., Aloisi, C., Higgins, S. y Major, L.E. (2014) What makes great teaching? Review of the underpinning research. London: The Sutton Trust.
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