Artículo elaborado a partir de un vídeo de Daniel T. Willingham
¿Quién nos lo iba a decir? Un viejo conocido por estos lares viene a erigirse como un componente básico y nuclear en la comprensión lectora de nuestro alumnado: estamos hablando ni más ni menos que de la cultura general, esa sospechosa habitual en las últimas décadas en la formación del alumnado por parte de ciertas corrientes de toda índole, que bajo los conceptos de "obsolencia del conocimiento", "no hace falta saberlo porque ya está en internet" o "relativismo" han ido poniendo cada vez más difícil el que podamos hablar en la escuela de aprendizaje factual y conceptual con la naturalidad e importancia central que merece.
Y es que estamos hablando, una vez más, de un componente indispensable para tantos otros aspectos, además del de la lectura, como es el pensamiento crítico. Así, que lo vamos a dejar claro desde un principio: Enseñar contenidos es enseñar a leer.
Seguro que hemos escuchado más de una vez aquello de "Si sabes leer, puedes aprender cualquier cosa", "La lectura es la llave que abre puertas" o "Leer es poder", pero... ¿qué aspectos nucleares necesitamos para leer?
El primer aspecto, ligado a la conciencia fonológica de la que tanto hemos hablado en este monográfico, tiene que ver con que, de entrada, sepamos y dominemos la relación entre el sonido y las grafías correspondientes. Hasta aquí, todos estaríamos de acuerdo.
Otro aspecto es el de conocer el significado de las palabras, un buen dominio del vocabulario básico (e ir un poquito más allá de éste); quizás un alumno entienda cuando decimos
"El gato está en la alfombra"
pero no entiende tan bien la frase si decimos
"El felino está en la alfombra"
Necesita vocabulario. Este aspecto ya está ligado en cierta medida a esa cultura general a la que aludíamos al principio, pero incluso con él necesitamos todavía más que el significado de las palabras para entender lo que leemos: necesitamos conocimiento del mundo.
¿Por qué?
1ª razón: Cerrando brechas
La gente omite información cuando escribe (también cuando habla). No podemos, ni oral ni de manera escrita, explicitar absolutamente todo lo que queremos decir, sino que confiamos en que nuestro interlocutor o lector rellene esos espacios que vamos dejando con su conocimiento. Ante una pregunta la víspera de Navidad como "¿Vendrás mañana?" sobreentendemos, por ejemplo, que nos referimos a la comida del día 25 de diciembre que hacemos en familia en un lugar determinado, por lo que evitamos preguntar "¿Vendrás mañana a la comida de Navidad que haremos a las 14:00 horas en mi casa que está situada en la calle...?"
Probemos con este fragmento:
"Yo ni siquiera pedí ese libro, pero el cartero lo dejó en mi porche bajo la lluvia y ahora me temo que me lo tengo que quedar."
Idea 1= No quiero ese libro mojado.
Idea 2= Me tengo que quedar el libro.
¿Cuál sería la conexión entre esas dos ideas?
Ahí es donde entra en funcionamiento tu conocimiento del mundo. Los libros mojados están estropeados + Las tiendas no dejan devolver material estropeado por causas ajenas a ellos = Tengo que quedarme con el libro.
Probemos con otro fragmento ahora:
"Este escáner cerebral ha salido borroso, por eso creo que el paciente llevaba maquillaje".
????????????????????????????????
Idea 1= El escáner cerebral salió borroso.
Idea 2= El paciente llevaba maquillaje.
Los escáneres cerebrales utilizan imanes, por lo que los metales pueden hacer que las imágenes salgan borrosas + El maquillaje contiene trazas de metales = El paciente llevaba maquillaje.
Sin saber estos detalles, es decir, sin tu conocimiento sobre ese tema, estas dos ideas previas no conectan de forma lógica y pensaríamos que es una oración bastante absurda. El conocimiento sobre el mundo nos ilumina significados que permanecen a oscuras si no contamos con él.
2ª razón: Resolviendo la ambigüedad
Mucho de lo que leemos podría parecernos ambiguo si no tenemos conocimientos previos.
Pongámoslo a prueba:
"El procedimiento es en realidad bastante simple. Primero organiza los elementos en diferentes grupos. Por supuesto, una pila puede ser suficiente dependiendo de cuánto haya que hacer. Si tiene que ir a otro lugar por falta de aparatos, ese sería el siguiente paso; de lo contrario, sigue adelante ahí mismo. Es importante no pasarse. Es decir, es mejor hacer muy pocas cosas a la vez que demasiadas."
¿Por qué este texto es tan complicado? Conoces todas las palabras del vocabulario y las oraciones son sencillas de entender.
Nos falta algo. Probemos a releer el mismo fragmento pero poniéndole el siguiente título: "Lavar la ropa".
Tu conocimiento sobre lavar la ropa hace que las oraciones ambiguas dejen de serlo. Sin ese conocimiento, nunca entenderías ese fragmento aunque conozcas todo el vocabulario.
Muchas veces no es un parágrafo el que es ambiguo, sino una oración o una frase:
"El cazador dijo: "Hay un ave silvestre al otro lado de este campo, a unas 100 yardas de aquí" Su amigo dijo: "Va, tira".
"Va, tira" es una oración que no significa "Dispara tu arma".
Conocimiento de fondo: Las armas no tienen un alcance de 100 yardas + Un ave que esté fuera de cobertura no está a nuestro alcance.
"Va, tira" en este caso significa "Venga, sigamos buscando".
¡¡EL CONOCIMIENTO IMPORTA PARA LA LECTURA!!
Algunos datos:
Comentemos un experimento: Teníamos estudiantes de instituto, la mitad de ellos considerados "buenos lectores", la otra mitad "pobres lectores" a partir de un test estándar de lectura. En cada grupo, además, la mitad sabía mucho de beisbol y la otra mitad solo un poquito.
Los estudiantes leyeron una historia describiendo un partido de beisbol. De vez en cuando, tenían que parar y mostrar en un tablero de juego qué había pasado durante el partido.
Bien, ¿quién creéis que entendió la historia? ¿Los alumnos que el test estándar de lectura había dicho que eran "buenos lectores" o los alumnos que sabían mucho sobre beisbol?
Los "buenos lectores" que no sabían de béisbol consiguieron una puntuación de 18,8 puntos sobre 40 posibles.
Los "pobres lectores" que sabían mucho de beisbol consiguieron 27,5 puntos sobre 40 posibles.
Saber del tema te convierte en un "buen lector". Este efecto se ha observado, además de en el experimento relatado sobre béisbol, en textos sobre el sistema circulatorio, la tecnología de las fotocopiadoras, la guerra del Vietnam...
Así que ¿qué son los "buenos lectores"?
La gente que sabe un poco de todo, así que saben algo sobre lo que en un texto de comprensión lectora les puede salir. El conocimiento en cultura general correlaciona sobre un 0,50 con las puntuaciones de una lectura comprensiva.
¿0'50?
Esto es como decir la correlación existente entre las alturas de los padres respecto a la altura de los hijos, lo cual es una gran correlación.
Así que ¿cómo se supone que un estudiante tiene que adquirir todo ese conocimiento?
Hagamos porcentajes:
¿Qué porcentaje de tiempo de clase se dedica a los estudios sociales en un aula de 1º de Educación Primaria? 5%
¿Qué porcentaje de tiempo de clase se dedica a ciencia en un aula de 1º de Educación Primaria? 2%
La cosa no mejora mucho más en 3º de primaria.
¿Qué porcentaje de tiempo de clase se dedica a los estudios lingüísticos en un aula de 1º de Educación Primaria? Más del 50% ¿A dónde se dirije buena parte de este tiempo? A estrategias de lectura (encontrar la idea principal de un texto, activar conocimientos previos, identificar el propósito del autor...).
Los experimentos nos muestran que 1) las estrategias de lectura ayudan pero 2) es suficiente con hacerlo una vez. ¡Practicar estrategias de lectura no ayuda! 3) No hay razón para hacer más de 10 sesiones con ellas, como mucho.
Exponer a los alumnos a textos o vídeos de tipo expositivo de manera sistemática desde pequeños, aumenta las posibilidades de una mejora de su conocimiento del mundo. La materia de medio social y natural en primaria cobra una importancia mucho mayor de lo que habíamos podido imaginar para mejorar en comprensión lectora. Las demás materias son una magnífica oportunidad para trabajar aspectos de hechos y conceptos con los que nutrir ese conocimiento. Solo un curriculum sólido, exigente y ambicioso en esos términos puede lograr devolver ese "aprender cosas" tan denostado por algunos al lugar del que nunca debería haber bajado, eso sí, con todo lo que la ciencia cognitiva ha añadido al proceso: hacerlo significativo, es decir, que no sean datos sueltos al viento, sino datos que conecten con los conocimientos previos del alumnado y utilizando diversas estrategias que luchen contra el olvido y aseguren su incorporación en la memoria a largo plazo.
RESUMEN:
1) Una vez los estudiantes aprenden a descodificar, pueden descodificar cualquier palabra.
2) Pero no pueden entender todo lo que leen. La comprensión requiere conocimientos previos.
3) Intentar aumentar la comprensión solamente con estrategias de lectura no funcionará.
Utiliza materiales de lectura que enseñen algo sobre el mundo. No descuide las otras asignaturas.
Enseñar ciencia es enseñar a leer.
Enseñar historia es enseñar a leer.
Enseñar geografía es enseñar a leer.
Enseñar música es enseñar a leer.
Enseñar arte es enseñar a leer.
Enseñar derechos cívicos es enseñar a leer.
Enseñar teatro es enseñar a leer.
Enseñar contenidos, en definitiva, es enseñar a leer.
TRADUCIDO Y ADAPTADO DEL CANAL DE DANIEL T. WILLINGHAM
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